martes, 23 de febrero de 2010

ROSTROS



Por el Mariscal Boldini

Hace aproximadamente 10 años mi tío Hugo me enseñó un juego que aún hoy práctico. Era sencillo; ante un penal el hombre se jactaba de determinar previamente si el pateador erraba o no por su cara, más precisamente por el gesto de su cara.

Ha habido varios. Uno que recuerdo claramente fue uno del pipa Gancedo y Chilavert.

River no juagaba mal pero ese Velez era siempre peligroso. Por esas cosas del fútbol y de los equipos grandes, le dan un penal (no recuerdo si real o inventado). No habiendo ciertos pateadores habituales como Gallardo o Salas, agarra la bocha el Pipa. Gran jugador. Yo quería que lo metiese –era un 5 elegante que yo identificaba más con Argentinos que con River-.

Recuerdo ese penal, porque fue la primera vez que lo ví, aunque sin reconocerlo. Agarró la bocha, tomó distancia y pateó con cara de nada. Mientras lo veía yo pensaba que tal vez fuese el gesto de alguién que “la tenía clara”.

En realidad, estaba asustado, lo tenía a “Chila” en frente y ponía cara de nada porque no quería pensar. Su mente hacía un esfuerzo por no achicarse, pero eso mismo implicaba que ya lo había hecho. Lo tiró a media altura al medio. Mi tío lo había dicho.

Ahora bien, tengo la compu cerca de la televisión y TyC Sports bombardea mi retina con sus propagandas retro. Se esfuerzan por equiparar a nuestra actual selección con la de 86 (o aunque sea con la del 90).

Los montajistas obviamente intentan hacer su trabajo pero las caras no mienten.

Uno ve el típico paneo de la selección cantando el himno y algo enorme difiere entre las caras de los jugadores del 86 y los nuestros de ahora.

Tiro un último ejemplo.

Guardiola agarra el Barsa. La cosa venía bastante mal. Parte de los nervios, Messi se agarra a trompadas en medio de un entrenamiento con un compañero, un muerto que lo había sacudido con un par de patadas.

Me fastidió enormemente ver repetido en medios graficos y TV una y mil veces las imágenes de cómo Guardiola cagaba a pedos a Messi DELANTE DE TODOS como un profesor estricto dando el ejemplo en medio de una clase.

Si uno siguiera con el juego que propone la otra publicidad de TyC que equipara a Messi y Diego (paso por los mundiales juveniles, primer fracaso en un mundial y posterior consagración); creo que quedaría claro que Diego nunca se hubiera bancado ni permitido eso. Probablemente eso signifique además no tener la gloria que Messi encontró formando parte del equipazo armado por Guardiola.

Pero la gloria es otra y nuestro corazón todavía late al ritmo de una gambeta furiosa del diez que se corta con un patada artera sobre el tobillo zurdo.

Las demás palabras están de más. Las caras en silencio lo dicen todo.

Pero calma, Chicha. Todavia falta. Deseamos sinceramente que nos hagan tragar estas palabras una a una, que lo haremos felices y contentos, desaforados y abrazados. Gritando Gol con el rostro desencajado, ya sin nada que esconder.

jueves, 11 de febrero de 2010

Figuritas



por Pechito Gontán

Klinsmann, la tengo.
Matthaus, la tengo.
Bigote, la tengo.

Completé el álbum, justo antes de que arranque el mundial.
Tenia todas, hasta las mas difíciles, como la de de Monzon, o Baggio. La ultima, la imposible, fue la de Gullit, negociada contra entrega de otras veinte nada fáciles de obtener.

El Diego, con el tobillo arruinado, habilita al Cani. A Brasil no le sirve mas el carnaval, y la mayoria de su poblacion se sumerge en la mas absoluta angustia.

Goyco ataja penales.

El Diego putea a los tanos del norte que silban el himno. Después, unos huevos agónicos, y penales de nuevo. Pasamos nosotros. La expresion funebre de los de azul los acompaña hasta el tunel, y contagia a un pais entero que nos odia.

Final, otra vez con Alemania. Los rubios de las figuritas.

Penal, gol, y a llorar a Luján.

Que ganas de que empiece de una vez este puto mundial, de sufrir ridiculamente.

Que ganas de que Maradona siga siendo un extraterrestre.


lunes, 8 de febrero de 2010

Consejos Mundialistas # 1



Por el Mariscal Boldini

Creo que somos Algunos.

Un pequeño gran grupo para el cual ver un partido de futbol no es una boludez.

Gente para la cual un partido de futbol no puede estar puesto de fondo en medio de una comida (el motivo es muy simple, el partido probablemente sea mas importante que la comida; en caso que la comida sea más importante, el partido me distraerá).

Para mí, y para algunos amigos que aún me entienden, ver fútbol es un acto solitario y si así no lo fuera, debe elegirse muy bien quien nos acompañe.

Para gente como nosotros El Mundial, acarrea un gran peligro que cada cuatro años nos vemos obligados a sortear… Digámoslo, de una vez y con todas las letras. Esa cosa hermosa que es el mundial es a su vez un gran y gigantesco caza-bobos. Si hiciera falta alguna prueba, baste la frase harto repetida “Futbol? No, yo no miro, salvo cuando se juega un mundial”.

¿Qué se puede esperar de una persona cuya relación con el fútbol es esa?!!! (y que no es una sola sino miles)

Ahora bien, amigo, se viene Junio –empiezan a haber propagandas con música e imágenes de Sudáfrica, ud. sólo ubica al Rey León y a George Weah, y ninguno de los dos juegan- y… se viene el peligro…

Con un libro de Durkheim bajo el brazo (“El suicidio” paradójicamente) y miles de horas consumiendo futbol, nos proponemos abrir la sección Consejos mundialistas de Calma Chicha, con uno de los desvelos mas grandes del hombre futbolero, concretamente una cuestión base.

Sirva una situación hipotética pero probable. Ya empezó el campeonato. Argentina empato su primer partido de primera ronda jugando bastante mal. Ud. vio el partido solo, en su casa, lleno de angustia, sin nadie con quien compartir el mal trago. Se avecina el siguiente partido, más importante y definitorio.

Suena el teléfono. Es un amigo, su tío, el vecino hincha de Racing que vive arriba, su jefe, el padre de su mujer (la suya, no la de su jefe), una pareja amiga, sus compañeros de Cuentas a Pagar de la oficina, el portero, una mujer a la que le tiene ganas hace rato o alguien por el estilo, y le propone juntarse a ver el partido.

Deténgase un minuto, PIENSELO, esa es casi la única finalidad de este blog.

Le contamos lo que sigue.

Ud. piensa (sin pensar realmente), no encuentra razones para negarse y ahí va, dice que sí. Ya está, quedamos así, dice, confirmando su asistencia.

Sin saberlo, ud. acaba de regalarse un próximo mal momento. Quien lo ha invitado, gente tan distinta entre si a simple vista, tiene generalmente una rasgo distintivo en común: no saben demasiado de futbol.

Casi todos ellos, seguramente, no comparten su fanatismo irracional y mucho menos, se permiten sufrir por algo que consideran un simple deporte. Simplemente están subidos a la ola del entusiasmo mundialista que invade al pais y al mundo entero. Se emocionaron con una publicidad de Quilmes o Visa, con muchas banderas celestes y blancas, y jugadores cantando el himno, poniendo cara de San Martin a punto de cruzar la cordillera.

Llega el día.

Ud. toca el timbre, entra, saluda, y busca una posición cómoda frente a la tv. No la encuentra. Se acomoda como puede a un costado. Piensa que no es tan grave, se ubica –incomodo- y busca centrar la mirada en la tele. Alguien le habla.

Empieza a darse cuenta de que se ha integrado a un grupo de unas diez personas excitadas, compuesto por cinco hombres, tres mujeres, y dos completos desconocidos, ambos enfundados en camisetas ultimo modelo de la selección y gorras a tono. Uno de esos dos no para de hablar, que Riquelme esto, que Verón lo otro, que Maradona es una vergüenza, que Messi no se cuanto mas. A ud. ya no le cae bien este tipo, y además, también le envidia un poco la camiseta, la bronca le nubla la razón y siente que ud. se merece esa casaca mucho mas que él.

Salen los equipos a la cancha.

- Y porque ese tiene el nro. 35 en la camiseta?
- Para mi Messi es el mejor del mundo.
- Bilardo esta re loco, jaajajaja, escuchaste la anécdota que conto el Bambino?.
- Para mi el Diego le sigue dando a la falopa, mira como esta.
- No se puede creer, viejo, como lo va a poner a este muerto!
- Y el enganche? Donde esta el enganche, me queres decir? Sin enganche no existimos.
- Y claro, el “Barsa” es el “Barsa”, es otra cosa. El “Barsa” lo tiene a “Xavi”, papá, y a “Iniesta” lo tienen también.
- Estos putos no nos pueden ganar.
- Yo me re acuerdo del 90, el gol de Cani, te juro que llore.
- Lo que pasa es que en Europa es distinto, tienen otra mentalidad, es algo cultural, entendes?.
A esta altura, y sin que siquiera haya comenzado el partido, ud. ya se ha dado cuenta de donde se ha metido, y en lo mucho que sufrirá, conteniéndose las ganas de silenciar violentamente a los pintorescos comentaristas con los que deberá fumarse los noventa minutos que se vienen.

Deberá ud. soportar esto sin chistar, asumiendo que la culpa, es sin duda alguna, toda SUYA.

Francia – Uruguay, Brasil – Portugal, Italia o Alemania contra cualquiera,. Esas son opciones para ver con quien se le antoje. Relájese y explique la ley del orsai a quien pregunte, elija quien le cae mas simpático e hinche tibia y despreocupadamente por ese equipo. Pero no Argentina, nunca.

Unos días después, ud. ya ha aprendido una lección, no sin secuelas. Todavía sufre al recordar una voz de mujer reclamando ridículamente un penal inexistente, a los gritos, con Gago caído en la mitad de la cancha.

La próxima vez, cuando juegue Argentina, piense bien.

Siéntanse advertidos, y vayan con cuidado.

Calma Chicha quiere ocupar Un Lugar: el de colaborar y compartir con los que saben de que va la cosa. Con ese que en el medio de un cumpleaños aburrido te dice como salió Banfield- Argentinos. Que armó el grandt una y mil veces al pedo y que todavía se acuerda de un gol de Romario, del Polo Quinteros o el Pirata Czornomas como si pertenecieran a un mismo y único universo.

A los demás les deseamos suerte, les damos un abrazo grande –porque aún así los queremos- y sin leen esto sabrán bien porqué en unos meses no atenderemos su inoportuno llamado invitándonos a la previa de un partido de Argentina.

Sabemos, sin embargo, que no estaremos solos. Son muchos como nosotros. Y afortunadamente, nos entendemos sin hablar.