miércoles, 21 de septiembre de 2011

Rústico


Dedicado a Santiago “El Samurai” Sttudert

Por El Mariscal Boldini

Cómo ya es costumbre, nos gusta chorear a Sacheri –demostrarle algo de admiración y de que a veces escribe lo que a uno le gustaría escribir, en fin. Hay un cuentito corto, que se llama “Ultimo hombre”, aquí, el primer párrafo.

López había cumplido siempre. Había ganado y perdido, cosa por cierto evidente. Pero jamás había abandonado su puesto. Jamás había sacado el cuerpo por cobardía. Jamás había temido hacer un sacrificio. Era un back enérgico y silencioso, lector de buenos libros. No le molestaba jugar de último hombre. Ni que la pelota estuviese, en sus pies, eternamente de paso. Hacía el quite, buscaba con la mirada a los vociferantes mediocampistas, y se la sacaba de encima con algo de premura y una cierta mácula de torpeza. No se sentía menos por ello. Sabía que, sin su presencia allí, en el fondo, el equipo podía venirse en picada, por más que los delanteros se florearan con toques y gambetas. ¿No había sido una catástrofe, acaso, aquella segunda rueda el otro año, cuando él había estado parado por la operación de meniscos? Al técnico casi lo internan del disgusto: los contrarios se hicieron festines memorables. La defensa, sin él, era un colador endemoniado, un puente cándido por el que podía pasar hasta una anciana en muletas y llegar cara a cara con el arquero.

Después de leerlo, sentí que varias caras podían encajar en la descripción exacta que el gran Sacheri hace de López. Entre otras, la mía. Desde chico supe -primero y principal- que no era habilidoso (algo, que como la verdad, uno descubre en dos segundos). Más allá de eso y con cierto amor por el fútbol, siempre me gustó verlo. Y el fondo de la cancha siempre fue un buen lugar. Así con cierta rusticidad, también hubo un trabajado aprendizaje táctico, un gusto por el corte, el anticipo, la barrida bien sincronizada. Bellezas para antifutbols como alguno de nosotros.

Uno de esos antifútbol –a quien se dedican estas líneas más arriba- fue el primero a quien fui a mostrarle orgulloso el cuento de López. El tipo, fiel a su estirpe de central áspero. Lo leyó, sopesó y no dudó en dictaminar que Sacheri se equivocaba.

Resulta que el cuento continúa. Una noche, López sale jugando, elude a un par, se engoma, tira una pared y va en busca de un cabezazo goleador; sintiéndose entonces libre y vivo. Mi amigo no lo perdonó. Los López –somos muchos, muchísimos- somos felices como estamos. FÚTBOL ES TODO!, y quien ama el fútbol lo disfruta a su manera. Si bien se gana con goles, no sólo de gol vive el hombre.

Ayer a la noche encontré en mi casilla un mail de mi amigo, que no escribe mal, ya se verá; con una lista -en respesuta a Sacheri- de sus placeres defensivos:
la destrucción, la demolición del desarrollo del delantero, esa inminencia trunca, la posibilidad desbaratada, el acontecimiento del salvataje. Sin contar la violencia gratuita, el carácter desubicado (Domínguez empujando a Ronaldinho como si fuera un pendejo de 18 años; sabiendo que no puede dejar el caballo por más vértigo que pique), la sencilla fealdad, la boca sucia, etc.

Para terminar me gustaría citar al más grande, según mi viejo y mi tío; tal vez el SR LOPEZ (el mariscal Roberto Perfumo). Le preguntaban cuántos goles había hecho en su carrera. Pensó brevemente, dejó que la bocha pique y salió al cruce: “porque no me preguntás cuántos evité que se hagan”.

PD: para zafar del reto de otro Lopez, pero femenino, debo cumplir en decir que Chicha juega al fútbol con unas amigas, y desde el primer día juega de dos. Debo confesar que la he visto flaca, alta y concentrada seguir con la mirada una jugada, esperando el momento justo para el cruce. Sonreí, por algo nos entendemos tanto.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Chanchos -demasiado- Gordos


Ayer jugaban Argentina y Brasil. El partido dejó poco, un par de palos, la bicicleta del brazuca, el pibe Canteros –doble 5 de buen pie con la casaca N° 10- y una noticia que se repite.

Cuando entró la gente de las Hinchadas Unidas Argentinas, hubo silbatina general. Lejos de creer que todo es tan sencillo o maniqueo; sólo quiero marcar que antes no pasaba. Algo se ha roto, la gente habla.

Seria lindo –y digno de inteligencia- ya que la mira se ha puesto en esa dirección, preguntarse también quien está detrás de las barras. Es decir, quien da de comer al Chancho –tan abundantemente!!!

PD: recomendamos leer “La Doce” de Grabia, llamado por algunos el tipo que más sabe de Barras, de la Argentina.

jueves, 8 de septiembre de 2011

No todo cambio tanto



Un grupo de hinchas le dice a otros que aman más la plata que al club. Ayuda a no sentirse tan solo.

martes, 6 de septiembre de 2011

BOCA y boquita



Por Pechito Gontán

Soy hincha de uno de los dos clubes mas grandes y populares de Argentina.

Escucho con frecuencia esto de que ser hincha de Boca, o de cualquier grande, es facil. Cualquiera es de Boca, dicen.

Como si ser de Boca, Ferro o Temperley fuese una eleccion logica, previamente analizada y madurada durante años.

No hace falta ningun estudio estadistico ni encuesta popular para determinar lo que todo hincha medianamente enterado ya sabe: casi nadie decide cual va a ser el club de sus amores siendo ya un adulto habilitado a pensar y opinar por si mismo.

Aprovechando la inocencia de nuestra niñez, nuestros padres, algun tio, vecino o equipo exitoso del momento, nos trasladan su pasion, la que sea. Al principio la aceptamos sin saber muy bien de que se trata, solo entendemos la irrevocabilidad del asunto. Hasta que un buen dia, empezamos a sufrir o disfrutar viendo un partido. Ahí la cosa ya se vuelve personal, y será para siempre.

Yo soy de Boca por mi viejo, que nació y creció en el barrio. Yo tambien nací y crecí por estas lados, en 34 años, mis cambios de domicilio nunca se alejaron a mas de cinco o seis cuadras de la Bombonera.

Al principio no me resulto nada facil ser bostero. Fui a la cancha religiosamente, a todos los partidos, incluso de visitante, del 92 al 97. Cualquiera que tenga mas de treinta y un poco de memoria, sabe que no la pase nada bien por aquel entonces.

A partir del 98, y hasta el 2003 mas o menos, segui yendo, aunque casi siempre de local. Eso si fue facil, claro, siempre es fácil festejar. Lo imposible, y mas también, sucediendo y durando años imborrables, tal vez irrepetibles. Se sabe.

En esa etapa, empecé a ir con mi viejo a la nueva platea preferencial, Esas que construyeron debajo de los nuevos palcos después de tirar abajo los viejos tres pisos con la torre en el medio. Esto fue un par de años antes del 98, cuando empezamos a ganar todo. Hasta entonces, siempre iba con mis amigos del barrio a Socios, abajo de la 12.

No creo que haya mejor lugar para ver el partido en toda la Bombonera como esa platea, en la segunda fila, justo en el medio de los bancos de suplentes.

Deslumbrado por mi nueva ubicación de privilegio, no me di cuenta de que en ese exacto momento y lugar, estaba naciendo una nueva clase de hincha de Boca. El peor espécimen de los 90’s, que hasta entonces no tenia lugar donde sentar su culo VIP. Tipos que no entendían absolutamente nada de futbol, que venían a mostrar el nuevo modelo de celular y a su gato de turno. Que se sabían los nombres de dos o tres jugadores. Que opinaban, gritaban ridiculeces, y no paraban de comprar cocas y panchos que dejaban por la mitad.

Para ellos, Boca habia nacido en el 97/ 98, tenían todas las versiones de camisetas Nike, y se iban cinco minutos antes de que termine el partido para no cruzarse con los negros que los hacian cantar durante el partido.

No sabian quien carajo era Soñora, Comas o Stafuza.

Para ellos Boca no era Boca, era Boquita.

Jamas escuche a mi viejo, o a cualquier amigo de esos que iban conmigo a Socios, decir “Boquita”.

No me vengan con Boquita, no se que es eso. Yo no soy eso.

Yo soy de Boca, el mas grande de todos.

De eso no hay dudas, no perdamos tiempo con encuestas al pedo (?)

Perdón, a veces me cuesta mantener la seriedad.

Un saludo al Mariscal, que ya extraña al Turco. Siempre con respeto, claro.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Aprendizaje


Noche rara. Me quedo en la compu como esperando la confirmación de una muy mala noticia. La ultima publicacion de CC fue sobre el Turco Mohamed y una banca personal, que parecía avisorar el ruido de las termitas comíendole la base. A esta altura parece que es un hecho que se va, y hay quienes dicen, no sin motivos, que Comparada le mandó la barra. Varios medios lo dejaron en claro o lo insinuaron. No envano todos recalcaron que los que le cantaron fueron la barra, la misma que hizo callar cada canción en contra de los dirigentes durante el partido.

Es raro, será que me estoy haciendo más viejo. Que me vuelvo esceptico. De un modo obvio y estupido no puedo dejar de desear cada vez que sale a una cancha que Indepediente gane el puto partido. Sin embargo, tengo la sensación –casi certeza- de que nada bueno puede salir de esto. Es demasiado turbio todo.

No estoy descubriendo nada. Calculo que desde que el fútbol es multitud algún piola descubrió que era un buen negocio. Pero como en todo hay gente que cree que el mejor negocio es armar algo que funcione, otros en cambio arman solo la fachada, un día se van y te dejan con un montón de deudas. Lo primero es más difícil.

Hace unos días que me estoy preguntando porqué Comparada cuando vendió a Agüero, y la vida económica le sonreía, se le ocurrió tirar el estadio abajo y hacerlo nuevo. Qué pedo atómico tenía? Qué maravilloso ácido lo animó? En que sueño irreal esa era un decisión que iba a favorecer a la insitución???

Llegado a este punto, el hincha APRENDE. Ojo, no aprende a evitar situaciones como estas, no aprende a evitar quedar atrapado en ellas. No. Aprende como es la vida. Aprende que cuando vos desearias que a toda esa manga de hijos de puta les vaya mal, pero muy muy muy mal; ese mismo deseo es contradictorio, porque el miércoles voy a querer que ganen. Y uno se descubre, entonces, tristemente prisionero, por siempre.

De una pasión, que uno no domina.

Por si hiciera falta algo, en diciembre hay elecciones, y la oposición es todavía peor.