domingo, 27 de noviembre de 2011

Publicidades pelotudas 2014 # 2




En una moderna sala de reuniones de la mejor agencia de publicidad del universo, los más talentosos creativos discuten ideas para su mejor cliente, que ya se está poniendo un tanto impaciente con el temita del próximo Mundial.

Rompe el silencio un pelirrojo de remera colorida, veinteañero, lleno de rulos. El cliente lo mira medio mal, antes de que llegue a abrir la boca. Al tipo, se sabe, no le caen bien los colorados. Tensión

Escuchen bien, dice el colo, canchero. No me interrumpan, ¿si?

La cosa es mas o menos así.

Estamos en 2045. Hace unos cinco años llegaron a la Tierra unos extraterrestres. Muy parecidos a nosotros, pero con algo distinto, no sé. Las orejas, el pelo, eso después lo vemos. La cuestión es que los tipos son de lo más pacíficos, y solo quieren relacionarse socialmente con nosotros, sin joder a nadie.

Por primera vez en cinco años, estos muchachos logran formar un equipo de fútbol profesional, como para medirse ante las principales selecciones del mundo. El desafío es inminente.

Pasamos a una reunión donde los vemos analizar el tipo de juego y características propias de cada selección. En una computadora sofisticada se cargan datos y fórmulas para cada país, se mezcla información especifica de cada uno. Estadistica de campeonatos, datos de jugadores emblema, estilos, cuestiones culturales, etc. Todo se proyecta en una pantalla gigante. Van saliendo los resultados: Alemania: metódica, eficaz, áspera. Brasil: vistosa, ofensiva, alegre. Italia: rústica, calculadora, defensiva. España: generosa, arriesgada, atrevida.

Llegan las imágenes de Argentina: Palermo errando el 3er. penal, Rattin contra los ingleses, Brown con el brazo colgando, el Diego puteando a los italianos y bailando en zunga Versace, el Piojo Lopez errando un gol imposible, Messi haciendo un golazo, Diego y el pase a Cani contra Brasil, , Bilardo llorando abrazado a Diego en el Centenario.

La máquina no arroja ningun resultado, hay un cartel de error.
Los ET se miran confundidos.

Puede terminar ahi, dice el Colo, aunque tambien se me ocurrio un final a puro humor. Algo así:

Ante el deconcierto por el fracaso de la máquina, uno de los ET dice:
"Si tuviesemos eso que lo terrícolas llaman religión, tendríamos que empezar a rezar"

Todos estallan en carcajadas, y comienzan a bailar con la camara alejándose lentamente. Como en un capítulo de Los Simpsons, uno de esos con musical incluído.

Se hace un silencio que dura treinta segundos. Se cruzan miradas incómodas hasta que uno empieza a aplaudir, contagiando al resto.

El Colo saluda agradecido y enfila hacia el baño a tomar milonga.

Todo comentan este futuro éxito.

Hasta el próximo mundial.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Memoria



Por el Mariscal Boldini

1994, a la vez que Independiente sale campeón en el último partido ganándole a Huracán, de la mano de Miguelito Brindisi, mientras nos cortaban las piernas en el mundial de USA; no sé si a causa de las hormonas adolescentes, mi fanatismo por el fútbol (dormido desde hacía unos años) renace con una fuerza que ya no me abandonará.

Entre tantas cosas empiezo a recordar formaciones de memoria.

Y me acuerdo que con mi mejor amigo (Juan Pablo) y su papá (Arturo) fuimos entusiasmados a una pizzería que estaba en el centro, a ver el primer partido de la selección de Passarella. Era contra Chile. Un gol lo hizo Rambert, otro de Marcelo Espina -10 de Platense- de afuera del área. No me acuerdo quien hizo el tercero, ni si fue 3 a 0 o 3 a 1.

Cuando fuimos a pedir la pizza, Arturo y Juan Pablo me ofrecían sabores y agregados. Yo todavía sólo comía lo básico –recién años después, viviendo solo, me agarraría ese hambre que te hace comer de todo-. Pedimos una pizza llena de cosas. Cuando llegó. Yo me serví y empecé a sacar cada una de las cosas que tenía. Arturo no lo podía creer, estaba pagando la pizza más cara, para que yo me comiera una simple muzzarella.

Nunca se olvidó. Muchas veces se lo he recordado, simplemente para escucharlo contar la historia con sus detalles –ya todos la habían escuchado, y más de una vez. Pero seguía siendo graciosa. A medida que yo iba siendo mas grande incluía algún insulto más.

El lunes pasado, Arturo falleció. No fue una sorpresa, pero nos golpeó igual.

Tengo muchos recuerdos que lo incluyen; mi amigo es tal, desde hace años. Y éste es uno que yo siempre traía a cuento porque Arturo se reía, mientras me trataba de hijo de mil puta.

Sorprendentemente, y de un modo casi lateral, siempre estuvo en mi vida. Hoy me resulta más que claro. Ya fuese por el simple hecho de ser el padre de mi amigo o porque era un tipo fácil de querer, afable y divertido -si me escuchase, remataría esto con algún chiste del tipo “…si, si, vos decís un boludo simpático.., gracias Juancito!”.

Al arco Bossio -con Estudiantes en la B-. Atrás Zanetti, Ayala, la Tota Fabri y Arruabarrena; en el medio Escudero –de Newells, luego suplente en River-, Perico Pérez, Bassedas y Marcelo Espina; arriba Ortega y Rambert.

No voy a olvidar.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Crack



Por el Mariscal Boldini

En Calma Chicha somos tipos exigentes, y si no nos sale, no escribimos; en parte porque queremos ser sinceros, que algo salga de adentro y se materialice… etc etc
Esas y otras pavadas justifican nuestro silencio. En mi caso creo que el momento de mi club lo amerita. En el caso de Gontan, tal vez sea una humildad, un poco impostada que le dura hasta el primer vaso de vino tinto –disculpe la infidencia-.

La cuestión es que había que escribir y nada lo ameritaba (la selección? naaa)

Un pibe debuta en Independiente. Tiene 17 años. Le ha hecho un gol al Ajax en un partido que perdimos 5-1 a mitad de año (Independiente mandó la reserva). El diario Ole le hace las preguntas de rigor. No hay nada nuevo. Lo interesante son algunas sensaciones que se traducen de las respuestas a las preguntas gastadas.

Se llama Martín Benítez y es de Misiones.

-¿Y la primera práctica? -Ese día me salieron todas. A Hilario le clavé una pelota en un ángulo...
-Habrá sido un sueño…
-Sí. Encima, vi que Ramón y Rambert empezaron a hablar con Cristian Díaz. Yo me hacía el gil, pero relojeaba. Quería escuchar... Hasta que Cristian me dijo: “Agarrá tu ropa y zapatillas que mañana ya te cambiás con la Primera”. Fue tremendo ese momento.
-¿Y qué hiciste? -Salí corriendo para avisarle a mi mamá. Le hice sonar el teléfono y esperé que ella me llamara porque a ella le sale gratis. Lloramos juntos. No lo podía creer.

Creo que todos alguna vez deseamos algo tan intensamente, y todos hemos vivido ese momento en que el destino te mira a la cara y te guiña el ojo. Después uno fracasa o no. Nadie recordará el nombre del pibe (probablemente yo sí) o se haga millonario e ídolo. Pero que lindo ese momento, esa sensación de gol sobre la hora, que una vez cada mil años nos toca, ya sea por una mujer, un trabajo o cualquier otro logro que nos acerque a lo imposible.

El detalle de la llamada perdida lo completa.

Algo similar, me pasó, cuando leí cómo el padre de Leonel Galeano –defensor de Independiente, ahora medio relegado- hace un par de años contaba como había escuchado el primer gol en primera de su hijo. El tipo vive en Miramar y es chofer de larga distancia y estaba en el bondi. El gol fue de cabeza. Y yo imaginaba esa sensación de tumulto en el área donde el relator grita primero el gol y luego el autor del mismo. Y el tipo arriba de un colectivo, escuchando el partido de un equipo del que tal vez no es hincha como si fuese la final del mundo. Y de pronto, interrumpe la emoción de el grito de gol; tu propio apellido surgiendo sílaba por sílaba de la garganta del relator. Imagino ojos llenándose de lagrimas.

No sé, cuando el campeonato ya está terminado para mí, quise quedarme con esos recuerdos. Sepan disculpar que ambos sean de jugadores rojos. Es lo que leo con detenimiento del diario, nada más.

Por último me gustaría confesar que yo también, alguna vez sentí que llegaba a primera, y alguna otra vez sentí que hacía aquel gol. Sólo lamento no tener esa sensación todos los días. Si así fuera, sin dudas sería un crack.