miércoles, 22 de diciembre de 2010

Adictos



Por el Mariscal Boldini

La cuestión se resume en qué es mejor, dejar o ser dejado. Hace poco, un hombre de unos 60 años que aún hace largos jueguitos sin que se le caiga la bocha, me contaba como una tarde en medio de un picado hará 5 años decidió dejar el fútbol antes de que el fútbol lo dejara a él. El relato era muy bueno, sin embargo el hombre todavía quería volver.

Nunca me gustó particularmente el automovilismo. Menos aún la formula 1. Y dentro de todo ese universo siempre me cayó particularmente mal Schumacher. Multicampeón, alemán y soberbio me parecía una combinación detestable. Para colmo ganaba demasiado seguido, lo que me hacía más aburrido aún un espectáculo que de por sí no me volvía loco.

Lo que son las vueltas de la vida; ahora, viejo, debiendo estar retirado y perdiendo cada vez que corre, me cae un poco más simpático. El tipo se podría haber quedado con su gloria, tranquilo, con sus millones, su probable esposa modelo y una gran y cómoda vida; sin embargo pone todo eso en juego con todas las de perder. Y de hecho pierde, porque el tiempo rara vez perdona, y menos a los ídolos.

A los únicos a los que les salió realmente bien ese tipo de regreso fueron Ali y Jordan (el verano me pone polideportivo) y es decir realmente mucho.

Ejemplos hay a montones. Es como el galán de tele novelas que vuelve a aparecer ahora gordo y teñido. ¿Porqué lo hace?

Hay dos tipos, a) los que han ganado mucho y se resisten a aceptar que “eso” ya terminó. b) aún mejor, los que pese a reconocer de modo tangible que su momento ya pasó, no pueden abandonar el circuito, esa vida, el sentido que eso tiene para él. (Agassi, ya perdiendo con cualquier gil pero jugando igual).

En fin, hay quien sabe retirarse ganador. Y hay quien se queda en el casino hasta las seis de la mañana para irse a pata y sin un mango. No es la intención de acá criticar ni a uno ni a otro. Pero creo que los casos dos hablan -a su manera- de ESO que nos genera el juego. Uno no quiere perder, y al otro ya no le importa. Pero a ambos los marca el jugar. En alguna sobre mesa poco interesante (probablemente hablando de Maradona y sus problemas) escuché decir que la adrenalina del deporte de alta competición era comparable como una droga, que generaba adicción y abstinencia.

De un modo muy distinto al que lo decían entonces, estaré de acuerdo, mal.

1 comentario:

  1. Se me habia pasado este gran post.
    Yo siempre apoyare la vuelta de cualquiera que haya sido crack, aun en su peor version. y todo en contra. En cada uno de esos casos siempre hay una gran historia previa, y finales de los mas interesantes. Por tristes o magicos. Es la proxima pelicula argentina rompetaquillas, apenas alguin se anime.

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