sábado, 11 de septiembre de 2010

Marca personal


Hace poco me sumergí con mi señora en una conversación que versaba sobre los distintos dispositivos tácticos, con sus variantes y consecuencias en el campo. Estuvo bueno, ella incluso asimiló mucho de lo que yo quería explicar, hasta que se hartó. Algunos de los temas fueron: cómo al jugar con tres en el fondo, no hay lateral sino un carrilero que juega las veces de lateral y de volante, siempre pegado a la raya. La desaparición de los wines o el nefasto doble 5.

En medio de tanta reflexión, y ya solo, con la Chicha que me abandonaba para cocinar unas milanesas dejándome con un cuadernito borroneado; una metáfora me resultó significativa: la marca personal.

El origen de la marca personal es inevitablemente mezquino. La idea de anular a un jugador con otro jugador lo es. Sin embargo, no se me confunda con los que piden que un partido sea algo cercano a lo poético. Más de una vez me he propuesto, “éste -que yo marco- hoy no la toca”. Cuando era chico era una de mis diversiones. Se armaba un picado, buscaba al mejor de los rivales y me proponía marcarlo a muerte… jajajaj una vocación de anti-fútbol indisimulable!!

Hablaba con un amigo, eso también es fútbol. Y al que le gusta este rito, disfruta de un anticipo, una barrida precisa o simplemente de que no te pasen en un mano a mano.

Pero a lo que iba es que lejos de no pertenecer al fútbol, la marca personal tiene algo de criticable. Hay en el paso de la marcación con línea de 4 en zona a la marca hombre a hombre (con tres en el fondo y carrileros incluidos) un razonamiento de economía efectivista que nunca me cerró. Siempre defendí el 4-3-1-2, no por Menottista o lo que sea, sino porque me pareció obviamente más práctica la marcación en zona.

Ahora bien. La vida, tiene momentos de marca personal. Un trabajo rutinario o simplemente indeseable, una pareja (en el peor de los casos), tus viejos o tal vez un tema que nos persigue de modo más que molesto. Es una piedra en la espalda –diría Sísifo- y te va a seguir durante 90 minutos y verte decaer será su triunfo. Ahí, es cuando el habilidoso se calienta con el que lo marcaba, creo que califica como mejor ejemplo Riquelme contra un paraguayo que le hacia marca personal en Banfield, y lo hacia metiéndole el dedo... Si no recuerdan el final, el 10 le tiro una trompada y vio la roja. Hay algo de desleal.

Finalmente quisiera caer en otra metáfora trillada (tanto pero tanto que hasta el salame de Román Iucht tiene un programa con ese nombre) y luego dejarlos tranquilos.

Una pared. Creo que no hay gesto más técnico, más inteligente y que explicite más el espíritu del juego que una pared. Es gambetear sin ser habilidoso, sino inteligente. Es saber leer el juego. Es poner la pelota y el pase, allá donde no hay nadie, y a donde uno va corriendo. Y se necesitan dos para hacerlo.

Hay gente y cosas que tienen ese efecto en mí.
(el fútbol y algunos de ustedes, entre otros –no se agranden tampoco)

PD: la foto? me pareció imperdible, (y en última instancia era alguien con el que no había marca personal que sirviera)

4 comentarios:

  1. Este sitio siempre me gustó pero desde q juego al fútbol con un equipito de amigas ("Las Cachorras") entiendo todo mucho mejor y me siento parte!
    Solo queria contar eso
    Ah, juego de 2

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  2. Y un dia volvio.
    Ahi esta el Mariscal, al rescate en un cruce imposible.
    Mejor que nunca.
    No hay forma de no estar de acuerdo con tanta verdad, impecablemente explicada.
    Como se lo extrañaba crack!
    Le mando un abrazo de gol de Mac Allister!

    Pechito Gontan.

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  3. Eh no por ser agua fiestas pero al de la foto le hacian marca personal (la CIA y la mitad de los servicios de inteligencia occidentales) y como que lo terminaron anulando. No. Bueh como tanto de futbol no se opino de lo periferico.

    Abrazo.

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  4. Ya era hora de que reconozca que ud. de futbol mucho no sabe.
    A ver si da la cara en el próximo comentario, Anónimo. Sabemos todo sobre ud., funebrero de Villa Bosh.

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