Clásico

Por el Mariscal Boldini

No soy hincha ni de Boca ni de River. Somos varios y tenemos una gran ventaja, disfrutamos del partido sea cual sea el resultado. Una vez terminados los 90 minutos, uno tiene la certeza de que podrá cargar a los hinchas de uno de los dos equipos, que siempre son muchos.

Los mejores clásicos que ví:

a favor de River el 3 a 3 con cabezazo de Celso Ayala (simplemente increíble; Boca ganaba 3 a 0 y hay algunos hinchas que todavía dicen que River lo podría haber ganado si sobre el final Gancedo no colgaba una bocha que le quedó boyando en el área).

A favor de Boca –ya siento a Gontán interrumpiéndome- el muletazo de Palermo al River del Tolo por la Copa Libertadores; de una manera muy distinta igualmente increíble y humillante.

En los últimos tiempos fueron mejores los afiches con sus cargadas, que los partidos. Recuerdo al brasilero Iarley –ya no sé ni como se escribía- en el monumental o al torito Cavenaghi metiendo un 1-0 en plena área chica. Definición por penales por la copa. No mucho más.

Lo más increíble, Ahumada y sus dichos sobre la hinchada de River comparándola con Boca; y lo más increíble aún, que haya seguido jugando con la banda.

Al hincha de fútbol le gusta el clásico. De más está decir que lo que se vive no es exclusivo de Boca y River. Baste pisar Rosario, Córdoba, Bahía Blanca o Avellaneda. Es simplemente un partido en el que perder duele 15 veces más y ganar se disfruta todo un año. Y para colmo una frase repetida hasta gastarse es su mejor definición. “El clásico es un partido a parte”;

y mejor aún “Un clásico es un clásico”. Sobran las palabras.

El que alguna vez haya vivido una rivalidad así lo sabrá entender, los que no todavía creen que en Europa se juega al fútbol. A los hinchas de Boca o River: los esperaremos el próximo miércoles en el trabajo, en una oficina o en la calle, con una sonrisa medio escondida y probablemente un chiste preparado.

suerte