martes, 29 de marzo de 2011

Gran Angular



Por el Mariscal Boldini

Yo crecí esperando ese momento sagrado que era el domingo a la noche, cuando ya terminando el fin de semana, uno se disponía a ver Fútbol de Primera, y por primera vez los goles de la fecha. Del mismo modo que generaciones anteriores sólo tuvieron una voz en la radio y mil y un relatos lo ilustran; uno ha crecido marcado por el fútbol televisado.

Recuerdo con seis años ver partidos filmados con una sola cámara, con repeticiones que no aclaraban nada de la jugada porque era la misma cámara lejana y ralentada. Y todo eso presentado por Macaya Márquez en un escritorio de madera con un triste cartel detrás que decía Fútbol de Primera.

Tranquilos que no voy a hablar del fútbol privatizado o fútbol para todos etc. No, señor. Lo que me interesa es cómo las cámaras se han ido metiendo lentamente dentro de la cancha.

Igual, al mencionar el fútbol privatizado, hay dos consecuencias involuntarias del mismo que son sin dudas ya patrimonios culturales: el hecho de ver cualquier partido, por malo que fuese, sólo porque no era codificado; y ese invento increíble que era el Bambino Pons relatando el partido mientras la pantalla nos mostraba la tribuna. Eso fue el punto extremo de algo, aunque no sé de qué.

Volviendo a las cámaras. Los partidos se fueron poblando de las mismas. Y ayer pensaba que incómodo es para un jugador, con todas las presiones que ya tiene tener que estar soportando a un tipo que te respira en el hombro, concentrado en su trabajo, mientras vos intentas hacer un lateral. Cada mundial, para colmo, ha supuesto el lanzamiento d nuevas tecnologías y uno ve –antes de arrancar- que hay 320 cámaras que me muestran un gol de mierda (donde se aprecian sin dudas, mayores meritos del director de cámara, que del DT).

Será que me estoy poniendo viejo, pero hay algunas que me resultan innecesarias. El travelling por el lateral de la cancha al ras del piso (es lindo a la vista, pero nada más) o la que sube y baja con la grúa detrás del arco (también puede ser estético visualmente, pero siempre me quedó esperando que un bochazo le dé de lleno al artefacto). Siento que es redundante. Y que como todo lo empalagoso genera gestos empalagosos. El más de los más de lo más es ver a Cristiano Ronaldo mirándose sistemáticamente en la pantalla gigante del estadio antes de patear un tiro libre.



Las cámaras, han influido sin dudas de un modo determinante en los festejos de los goles. El primero, más significativo y recordado, el del Diego a Grecia en el 94. Hasta ese camarógrafo patriota que en el último mundial dejo sangrando a Heinze cuando este se abrazaba después del gol a Mexico.

En fin, una conclusión melancólica podría ser que todo lo que está fuera de la cancha se carga y re carga mientras lo que sucede dentro, es en general parecido y universal. Pero empecé a pensar en esto al verlo a Guillermo putearse con un camarógrafo cuando el sábado iba a hacer un corner. Lo genial es que si bien Guillermo tenía razón, no deja de ser Guillermo. Y bien a su manera se encargó de remarcarlo. Demoró el corner, sumo alguna puteada adicional, mientras el camarógrafo obviamente le respondía. Finalmente el mellizo terminó reclamando al arbitro por la agresión del camarógrafo; no le dieron penal sólo porque la cámara estaba, todavía, un poco lejos.

1 comentario:

  1. Buenisimo Mariscal!
    Al Guille lo banco a muerte...como puede ser que un boludo con una camara te venga a joder cuando estas por tirar un corner, dos goles abajo?...y encima te putea...un atrevido!
    Siempre pense que el puesto del director de camara en un partido es de los mejores, despues del de delantero, claro.

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